Prepárate Para la Conquista

Jesucristo Plenitud de Vida

Generalmente nuestras decisiones son atravesadas por emociones y sensaciones que influyen en nuestra conducta, ya que las emociones y estados de ánimo condicionan nuestra capacidad de decidir.

Si bien muchas personas optan por dejar de lado las emociones a la hora de decidir porque de esta manera obtienen una conclusión más racional, otras personas prefieren guiarse más por lo emocional. Cuando tomamos decisiones basadas en emociones y no en la racionalización, suceden una serie de discrepancias que pueden tener distintos tipos de consecuencias dependiendo de la situación.

Las emociones pueden hacer que consideremos los sentimientos de los demás y empaticemos con ellos a la hora de tomar decisiones, lo cual también es relevante.

Cuando existe emoción durante la vivencia de una experiencia, nuestro cerebro procesa y almacena la información de manera más precisa, por lo que aprendemos más profundamente y podemos tomar decisiones futuras en base a estas experiencias.

Cabe destacar que existen situaciones confusas que demandan reflexión y consideración de elementos diversos, debido a las consecuencias que una mala decisión puede provocar. Estas decisiones se deberían tomar con más tiempo, requieren de paciencia y una buena observación, esto significa, tomando en cuenta más la racionalidad y no tanto la emocionalidad.

Cuando tomamos decisiones impulsivas, guiados sólo por las emociones intensas, probablemente viviremos consecuencias desfavorables, ya que no pensamos lo que sucede. Aunque luego podamos arrepentirnos, es fundamental reflexionar a la hora de tomar una decisión, cuestionarnos el panorama completo de la circunstancia para estar tranquilos, utilizar la inteligencia emocional nos evitará dolores de cabeza.

Te invitamos a escuchar el mensaje, Dios te bendiga!!!

Pastores Juan Manuel y Nerina Curbelo