El valor del Silencio

Capsulas Doctrinales - Pablo Miranda

El sonido del Silencio

Hace un tiempo atrás una psicóloga chilena comentó que en promedio, una mujer habla 27.000 palabras al día, mientras que los hombres solo 10.000. En realidad uno nunca piensa en eso, ni saca cuentas de las palabras que dice, pero por lo menos a mí me hizo pensar en el contenido de mis palabras ¿Cuántas de esas 10.000 palabras glorifican a Dios y edifican a otros? ¿Qué proporción de ellas hablo de otros negativamente? ¿Cuántas de ellas son repetición de la Palabra de Dios? ¿Cuántas de ellas realmente fueron necesarias? ¿Cuántas estuvieron de más?

Efesios 4:29 dice…

Efesios 4:29

Nueva Versión Internacional (NVI)

29 Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan.

Que las palabras que empleamos sean las precisas es casi tan importante como las que nos reservamos.

Entre nosotros no es difícil encontrar gente parlanchina, que solo habla y habla, como dice una frase que leí en algún lugar “hay personas hablan mucho pero tienen poco que decir”.

Que nosotros no seamos así mis hermanos amados.

Debemos saber que en oportunidades el silencio es mucho mejor que muchas palabras vacías.

En oportunidades, cuando me ha tocado aconsejar a algún hermano que está pasando por alguna situación, me he quedado sin palabras y sólo les he abrazado. A veces, no hay nada que decir y cualquier palabra demás no ayudaría en nada.

Como lo dijo el cómico e irónico Mark Twain “La palabra precisa tal vez sea efectiva, pero ninguna palabra jamás ha sido tan efectiva como un silencio preciso”.

La gente que es “locuaz” está más propensa a equivocarse, a herir, a decir vanalidades.

Hoy se ve la “verborrea” como una virtud, sobre todo en el campo de las ventas y en el derecho, pero en nuestra vida puede ser un arma de doble filo. Recordemos que el mismo Señor dijo:

Mateo 12:36

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36 Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.

Por lo mismo es que debemos preocuparnos de lo que sale de nuestros labios, que sea lo justo y con una buena motivación. Hermanos, Salomón dijo en Eclesiastés 3:7 que hay tiempo para callar y tiempo para hablar y si somos dados a hablar demás es mejor que frenemos nuestra lengua.

De la misma manera que David dijo:

Salmos 39:1

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

39 Yo dije: Atenderé a mis caminos,
Para no pecar con mi lengua;
Guardaré mi boca con freno,
En tanto que el impío esté delante de mí.

Aunque cueste, aunque sea casi imposible refrenemos nuestros labios del mal, si vamos a decir alguna sandez es mejor abstenernos.

Proverbios 17:27-28

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27 El que es entendido refrena sus palabras;
el que es prudente controla sus impulsos.

28 Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio;
se le considera prudente si cierra la boca.

Imagínese, hasta a un necio se le cuenta por sabiduría el callarse. Que nuestras palabras glorifiquen a Dios y que nuestros silencios también lo hagan.