San Valentín: Igual de solteros que antes de la pandemia, pero con menos ganas de emparejarse, con

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Analizamos con Juan Carlos Rodrígues Rojo, CEO de Qíndice, el último estudio de Pew Research Center sobre las parejas en Estados Unidos.

¿Tenemos realmente una amenaza de superpoblación con tan baja natalidad?

Como siempre, la idea generalmente aceptada es que la humanidad se enfrenta a un futuro de pobreza por superpoblación.

Hay sólidas evidencias de que la prosperidad, precisamente la prosperidad y no la pobreza, pone severos límites a la reproducción, de manera que no es de esperar que la superpoblación produzca pobreza, sino que sólo en condiciones de pobreza generalizada podría crecer mucho más la población, si bien ni siquiera eso es seguro.

Lo cierto es que en el mundo desarrollado lo que ha caído drásticamente es la natalidad, pero no de forma homogénea en el interior de cada país, lo cual es de gran interés.

Hay una cierta escalabilidad en el comportamiento de la natalidad: en cada país, la natalidad decrece con el nivel socioeconómico; entre países, la natalidad decrece igualmente con el nivel socioeconómico.

La pandemia ha producido bajas en la población, pero no ha estimulado la reproducción

Durante la pandemia, y en muchos países también actualmente, las poblaciones humanas han soportado un considerable exceso de mortalidad, atendiendo a la trayectoria de los años anteriores, que normalmente permite predecir con bastante precisión la mortalidad en el futuro inmediato… salvo factores imprevistos, como la propia pandemia.

Las poblaciones de animales, a menudo, son muy sensibles al número: se multiplican siguiendo una ley según la cual el incremento poblacional depende del tamaño (se puede representar en un modelo sencillo que se expresa en una ecuación diferencial) y cuando alcanzan un techo, generalmente determinado por los recursos disponibles, disminuyen para sobrevivir, hasta que, nuevamente vuelven a crecer.

No está siendo así, según los indicios conocidos, en nuestras sociedades posmodernas, la natalidad no está compensando el exceso de mortalidad sufrido en la pandemia. Ni lo está haciendo ni parece que lo vaya a hacer a medio plazo.

¿Cómo se va a reproducir la gente si no hay uniones estables?

Uno de los fenómenos más claramente asociados a la dinámica reproductiva, quizá causante de esta, al menos en una parte significativa, es el de la inestabilidad de las parejas; inestabilidad e, incluso, dificultad para constituirlas en algún momento.

La tendencia a no sancionar la constitución de las parejas públicamente, mediante la institución matrimonial, cada vez más en desuso, se añade a la fuerte tasa de rupturas de los matrimonios constituidos y también de otras formas de pareja.

Se puede decir que el estado civil de facto de los adultos viene experimentando una acusada aleatorización y no es imposible que algunas personas estén, en algún momento, emparejadas y sin pareja a la vez, cual gato de Schrödinger.

Aleatorización creciente, salvo que tienda a crecer el des – emparejamiento estable, el estado que los anglosajones conocen como “single”. ¿Podría suceder?

El caso de usa. los singles

Según Pew Research, For Valentine’s Day, 5 facts about single Americans,

Casi un tercio de los estadounidenses de 18 o más años se declaran en estado “single”, más o menos como en 2019, la diferencia, sin embargo, es apreciable y estriba en su disposición a buscar una relación, sea estable u ocasional, que ha caído notablemente, sobre todo en algunos grupos de la población.

Los jóvenes (18 a 29 años), ya en plena edad reproductiva, en la mejor edad reproductiva, de hecho (decir biológicamente sería un pleonasmo, pero en el reinado de lo social y lo cultural quizá no esté de más la redundancia), son los que con mayor probabilidad están sin pareja (un 47%, casi la mitad), cifra que se eleva a cerca de dos tercios (un 63%) entre los hombres de ese grupo de edad.

En general, los hombres están más des-emparejados hasta los 49 años y a partir de esa edad son las mujeres las que toman el relevo, en parte porque, como sabemos de antiguo, los hombres viven menos, dada su mayor propensión a la violencia, de la que son los más perjudicados, y al riesgo en general, y también a algo que está relacionado con ello pero que no es lo mismo: la ocupación casi en exclusiva de la gama de trabajos más altamente propensos a accidentes y enfermedades laborales.

Muchos singles, pero ¿quieren dejar de serlo?

Los datos son concluyentes: aproximadamente, 6 de cada 10 adultos solteros en los EEUU dicen que no están buscando una relación, ni estable ni ocasional.

Pongamos que esa proporción, a falta de datos más detallados, sea aplicable a cualquier grupo poblacional. Resultaría de ello que, aproximadamente…

…un 37% de los varones de 18 a 29 años está constituido por singles acomodados a su estado.

…un 28% de los negros (de todos los negros adultos) estaría en la misma situación.

…y lo mismo sucedería con un 37% de los varones LGB.

No es que la mayoría vaya a desemparejarse ad aeternum, pero las proporciones sobre cada grupo poblacional, en los casos citados, y no son todos, son llamativas.

A mayor abundamiento, la tendencia, si nos fiamos del cambio producido desde 2019 a 2022, es a la baja, en cuanto al interés en buscar pareja, con una pérdida de 7 puntos (del 49 al 42 %, es decir, un decrecimiento del 14% en términos relativos, para el total de los adultos sin pareja, que se eleva a 11 puntos (del 61 al 50%, es decir, un 18% en términos relativos) entre los hombres adultos sin pareja.

Las mujeres siguen la misma tendencia pero en cuantía mucho más moderada (sólo han perdido 3 puntos de 35, que, de todos modos, es un 9%, en términos relativos, proporción no desdeñable).

Si nos fijamos en qué buscan los intrépidos aventureros de la pareja posmoderna, más o menos un tercio busca una relación romántica, no casual (31% de los que buscan relaciones) o una relación casual, (algo más de la mitad de la cifra anterior, 17%) y la mitad aproximadamente (51%) busca cualquiera de las dos cosas. Ganan, pero no abrumadoramente, las relaciones “serias” (82 puntos frente 68).

En el caso de los hombres, casi empatan las relaciones de ambos tipos, con 81 puntos de relaciones románticas por 75 de relaciones casuales, en tanto que las mujeres son más partidarias de las relaciones románticas, con 85 puntos por 59. Ahora bien, ninguno de los dos sexos prefiere exclusivamente las relaciones románticas, porque la proporción más alta es siempre la de los que buscan lo uno o lo otro.

Una diferencia clara entre grupos de edad nos informa de otra tendencia, esta vez, relacionada con la tecnología, que podría hacer pensar en nuevas formas específicas de disolución de los vínculos de pareja ya en su propio nacimiento: más de la mitad de los adultos solteros que buscan pareja, de 18 a 49 años, están utilizando o han utilizado en el último año algún tipo de lugar digital de citas o aplicación, justo el doble que sus complementarios de 50 o más años. Disolución y digitalización de los residuos.

Fuente:

https://www.pewresearch.org/fact-tank/2023/02/08/for-valentines-day-5-facts-about-single-americans/